martes, 6 de enero de 2015

Avanzando hacia el Pasado

La verdad detrás de la apariencia






¿Qué pasa cuando los ciertos avances de las congregaciones son en realidad un regreso a errores cometidos en la historia?
Juan Tetzel, fue enviado en representación del Papa León X, quien a su vez necesitaba financiar la culminación de la Basílica de San Pedro. Para ello, expidió una Indulgencia especial, portada por Tetzel, quien llegaba a los pueblos deprimidos de Alemania con el siguiente eslogan

“Cuando la moneda suena en la caja,
el alma sale fuera del purgatorio”

Y fue justamente esta actividad la que encendió la ira de Lutero y una de las razones que desencadenó la reforma protestante.

Alfred Molina interpretando a Juan Tetzel en la película “Lutero” (2003) Foto: sohmer.net

Muchas instituciones eclesiásticas hoy en día proclaman avance y extensión. Pareciera que avanzaran de cara al futuro. Pero si miramos sus entrañas, tal vez veamos que en lugar de avanzar están retrocediendo hacia el siglo XVI. En esa época, la iglesia estaba empeñada en grandes catedrales y proyectos titánicos. El Vaticano proclamaba un imparable desarrollo institucional, mostrándose cada día más fuerte y sólida, pero con una pobreza espiritual que se ocultaba tras la pompa de sus templos. La historia ha confirmado que tal esplendor y solidez era sólo una fachada para el profundo estancamiento espiritual del que posteriormente trataría de sacudirse la Iglesia de Roma mediante dos Concilios. 

Al examinar la condición actual de numerosas instituciones eclesiásticas herederas de la Reforma, podríamos detectar el mismo fenómeno. Están repitiendo la historia al actuar de la misma manera que Roma. Levantan grandes templos y organizan impresionantes eventos; multitudes se aglomeran en una poderosa organización. Pero el interior presenta el mismo estancamiento espiritual del siglo XVI.

Vista de la Basílica de San Pedro, en Roma. La promulgación de las indulgencias para obtener la gran cantidad de recursos que demandaba su construcción, ocasionó el descontento que generó la Reforma en el siglo XVI. Foto: prensalatina.com

Por todo lo anterior vale la pena plantear algunos interrogantes. El panorama quizás nos muestre lo grandes que somos y a la vez lo pobres que estamos (Apocalipsis 3:17).

·         ¿Qué tan cierto y verídico es el publicitado avance, cuando vemos que las iglesias invierten tanto dinero en concreto y en mercadeo? ¿Estaremos atesorando en el Reino de Dios o fortaleciendo “Vaticanos” privados?
·         ¿Qué tan enfocados están nuestros proyectos y visiones, cuando se ven espectaculares montajes de miles de dólares y grandes congresos, pero que trascienden poco en el tiempo? Muchas veces se trata de tendencias pasajeras que despiertan todo tipo de emociones. Es un espectáculo de humo en un desierto espiritual evidente en nuestra sociedad.
·         ¿Qué tan medibles son los resultados espirituales cuando solo se evidencian el avance de una organización por los números y las cuantías? Si se mira con detenimiento, se evidencian rigidez, burocracia y un profundo “narcisismo” por parte de líderes obsesionados en la forma más que en el fondo y en promover su imagen más que la de Jesús.
·         ¿Cuánta presión existe hoy en ciertas organizaciones religiosas que buscan una inexistente perfección y aparente santidad a tal punto que sus líderes terminan cayendo por el abismo que produce la soledad?

Cada día vemos grandes instituciones eclesiásticas que hoy se tornan tan parecidas al vaticano del siglo XVI: enfocadas en mostrar resultados en lo material y no en lo espiritual; rígidas e inflexibles; sin misericordia y desconociendo la gracia y el fundamento del amor; sin memoria eclesiástica ni fidelidad a la vocación; captando recursos para construir mega auditorios (al mejor estilo de las catedrales del siglo XVI); expertas en mercadeo de ministerios y no en sanar almas; preocupados por quedar bien en las fotos de las webs o de los libros; enfermas de una palabra estéril y predicaciones insípidas; a cambio de ofrendas y pactos, ofrecen todo tipo de bendiciones materiales dejando fuera de contexto a la palabra de Dios.

Todo para promover un avance, que en realidad es un retroceso. Se nos anima a mirar hacia el futuro, pero al final del día quedamos de pie, en la plaza gris de la Alemania de siglo XVI, donde por unas monedas se promocionaba una gracia barata. ¿Necesitaremos otra Reforma?

Pastor Alex Flórez
Comunidades Bíblicas


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Ejercicio de repaso


Para saber más

González, Justo, Historia del Cristianismo Tomo II, Miami: Unilit, 1993
Piedra, Arturo. Hacia dónde va el protestantismo: Herencia y prospectivas en América Latina. Buenos Aires: Editorial Kairós, 2003

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