Avanzando hacia el Pasado
La verdad detrás de la apariencia
¿Qué pasa cuando los
ciertos avances de las congregaciones son en realidad un regreso a errores
cometidos en la historia?
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Juan Tetzel, fue enviado en representación del Papa León
X, quien a su vez necesitaba financiar la culminación de la Basílica de San
Pedro. Para ello, expidió una Indulgencia especial, portada por Tetzel, quien
llegaba a los pueblos deprimidos de Alemania con el siguiente eslogan
“Cuando la moneda suena en
la caja,
el alma sale fuera del purgatorio”
el alma sale fuera del purgatorio”
Y fue justamente esta actividad la que encendió la ira de
Lutero y una de las razones que desencadenó la reforma protestante.
Alfred Molina interpretando a Juan Tetzel en la película “Lutero” (2003) Foto: sohmer.net |
Muchas instituciones eclesiásticas hoy en día proclaman
avance y extensión. Pareciera que avanzaran de cara al futuro. Pero si miramos sus
entrañas, tal vez veamos que en lugar de avanzar están retrocediendo hacia el
siglo XVI. En esa época, la iglesia estaba empeñada en grandes catedrales y
proyectos titánicos. El Vaticano proclamaba un imparable desarrollo
institucional, mostrándose cada día más fuerte y sólida, pero con una pobreza
espiritual que se ocultaba tras la pompa de sus templos. La historia ha confirmado
que tal esplendor y solidez era sólo una fachada para el profundo estancamiento
espiritual del que posteriormente trataría de sacudirse la Iglesia de Roma
mediante dos Concilios.
Al examinar la condición actual de numerosas instituciones
eclesiásticas herederas de la Reforma, podríamos detectar el mismo fenómeno. Están
repitiendo la historia al actuar de la misma manera que Roma. Levantan grandes templos
y organizan impresionantes eventos; multitudes se aglomeran en una poderosa organización.
Pero el interior presenta el mismo estancamiento espiritual del siglo XVI.
Vista de la Basílica de San Pedro, en Roma. La promulgación de las indulgencias para obtener la gran cantidad de recursos que demandaba su construcción, ocasionó el descontento que generó la Reforma en el siglo XVI. Foto: prensalatina.com |
Por todo lo anterior vale la pena plantear
algunos interrogantes. El panorama quizás nos muestre lo grandes que somos y a
la vez lo pobres que estamos (Apocalipsis 3:17).
·
¿Qué tan cierto y verídico es el publicitado avance,
cuando vemos que las iglesias invierten tanto dinero en concreto y en mercadeo?
¿Estaremos atesorando en el Reino de Dios o fortaleciendo “Vaticanos” privados?
·
¿Qué tan enfocados están nuestros proyectos y visiones,
cuando se ven espectaculares montajes de miles de dólares y grandes congresos,
pero que trascienden poco en el tiempo? Muchas veces se trata de tendencias
pasajeras que despiertan todo tipo de emociones. Es un espectáculo de humo en
un desierto espiritual evidente en nuestra sociedad.
·
¿Qué tan medibles son los resultados espirituales cuando
solo se evidencian el avance de una organización por los números y las cuantías?
Si se mira con detenimiento, se evidencian rigidez, burocracia y un profundo “narcisismo”
por parte de líderes obsesionados en la forma más que en el fondo y en promover
su imagen más que la de Jesús.
·
¿Cuánta presión existe hoy en ciertas organizaciones
religiosas que buscan una inexistente perfección y aparente santidad a tal
punto que sus líderes terminan cayendo por el abismo que produce la soledad?
Cada día vemos grandes
instituciones eclesiásticas que hoy se tornan tan parecidas al vaticano del
siglo XVI: enfocadas en mostrar resultados en lo material y no en lo espiritual;
rígidas e inflexibles; sin misericordia y desconociendo la gracia y el
fundamento del amor; sin memoria eclesiástica ni fidelidad a la vocación; captando
recursos para construir mega auditorios (al mejor estilo de las catedrales del
siglo XVI); expertas en mercadeo de ministerios y no en sanar almas; preocupados
por quedar bien en las fotos de las webs o de los libros; enfermas de una
palabra estéril y predicaciones insípidas; a cambio de ofrendas y pactos,
ofrecen todo tipo de bendiciones materiales dejando fuera de contexto a la
palabra de Dios.
Todo para promover un avance,
que en realidad es un retroceso. Se nos anima a mirar hacia el futuro, pero al
final del día quedamos de pie, en la plaza gris de la Alemania de siglo XVI,
donde por unas monedas se promocionaba una gracia barata. ¿Necesitaremos otra Reforma?
Pastor Alex Flórez
Para saber más
González, Justo, Historia del Cristianismo
Tomo II, Miami: Unilit, 1993
Piedra, Arturo. Hacia dónde va el
protestantismo: Herencia y prospectivas en América Latina. Buenos Aires:
Editorial Kairós, 2003
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